Ante la negativa de ella, se obstinó en pactar con el
diablo: -Diez años de mi vida a cambio de que consiga enamorarla. El maligno lo
miró un instante, y asintió. –Está bien, firma. Y cuando tuvo el documento firmado en sus manos, sonrió
burlón. –Se te agotó el plazo –dijo-
me ofreciste diez años y sólo te quedan seis de vida, así que ven
conmigo, y ya veré cómo me cobro los cuatro restantes. Por cierto, me ha sido fácil complacerte, ella está enamorada de ti.
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