Regresamos cansados y sin nada que poder aportarles a los
que nos aguardaban hambrientos. Taruk, mi amigo, hombre fuerte y valiente, está
ahora dentro de la bestia. Como el dientes largos es insaciable y vengativo,
nos hemos puesto a salvo tras la puerta de fuego que tendremos que alimentar
toda la noche. Las mujeres están decepcionadas y tristes, los niños tienen miedo
y los viejos les cuentan historias en las que otros dientes largos acabaron
dentro de ellos. El de hoy nos sorprendió y nos venció. En cuanto salga el sol
iremos en su busca porque ya nos conoce, nos ha probado, y vendrá a por más de
nosotros. Nadie estará a salvo mientras no acabemos con él. Cuando al fin lo
cacemos y me coma su rojo corazón aún caliente, recuperaré a mi amigo Taruk. Pido
a la diosa blanca que no se oculte esta noche para que los dioses no lloren y
sus lágrimas no borren el rastro de la bestia. ¡Ruge cuanto quieras, maldita, mañana
morirás!
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