sábado, 29 de julio de 2017

EL DON DE LA PALABRA


En un lejano reino cuyo nombre olvidé, los dioses encargados de repartir los dones a los recién nacidos, al último en nacer, a falta de otro mejor, le concedieron el don de la palabra. La más antigua y sabia de los inmortales lo miró con ternura y sentenció: tú serás siempre el más desdichado de todos. Lo que digas o escribas consolará a los otros, pero cuando precises comprensión y consuelo, lo que hoy te concedemos no te servirá a ti.